El éxito de este caso me llevó a adentrarme en el estudio del seno maxilar para lo cual conté con la colaboración del distinguido médico otorrino Dr. Hugo Moncaleano quien me dio aliento y me impulsó a investigar el tratamientos de la sinusitis con mi fórmula. Para ello estudié la morfología del seno maxilar, su composición, su membrana, sus cilias, sus diferentes patologías, sintomatologías y tratamientos. Ya más enterado resolví iniciar el tratamiento de la sinusitis, cuyo informe daré en el siguiente capítulo, y de las comunicaciones antrobucales tan frecuentes en exodoncia. Unos de los casos que radiográficamente voy a presentar, fue tratado por mí; otros lo fueron por colegas que siguieron mis indicaciones y otros en hospitales y clínicas del Seguro Social.
La radiografía de la Fig. 468 muestra una destrucción ósea posterior a una extracción, destrucción que comunicó la cavidad oral con el antro maxilar. De inmediato se colocó PASTA F.S. en la forma que se aprecia en la Fig. 469. Treinta días después se tomó el control de la Fig. 470, cuando ya clínicamente se observaba la iniciación del tejido cicatrizal de la encía. Un año después se tomó este último control de la Fig. 471 que muestra la neotrabeculación ósea normal y completa y la disminución de la PASTA F.S. introducida en el seno maxilar.
En la Fig. 472 se observa una gran cantidad de PASTA F.S. dentro del seno maxilar a través de una perforación alveolar. El control dos meses después (fig. 473) indica una notable regeneración del tejido óseo y dos años después se tomó el control de la Fig. 474 en el que se aprecia una total organización de la trama ósea y la absorción completa de la PASTA F.S. que había dentro del seno maxilar.
En la Fig. 475 nos muestra una gran cantidad de PASTA F.S. introducida en el seno maxilar por una comunicación alveolar. El control de la Fig. 476 diez meses más tarde, muestra la recuperación ósea.
Obsérvese la amplia brecha ocasionada por una extracción y la gran cantidad de PASTA F.S. obliterando la perforación (fig. 477) tres años después. En la Fig. 478 se aprecia la gran regeneración del tejido óseo.
|